ANIVERSARIO DE LA DEFENSA DE PUERTO ARGENTINO
El día 1 de junio del año 1982, desde el amanecer, el enemigo sometió a toda la zona de Puerto Argentino a un intenso cañoneo naval. Durante el transcurso la jornada se solicitó a la Fuerza Aérea apoyo de fuego sobre la zona de Monte “Kent”, que estaba fuera del alcance de la artillería de campaña y donde se había detectado un intenso movimiento de helicópteros ingleses.
Al amanecer del 1 de junio de 1982, posiciones del Regimiento de Infanteria 4, Batallón de Infantería de Marina 5 y el Regimiento de Infanteria 3, reciben fuego naval, y al atardecer, el fuego se produce sobre la zona del Regimiento de Infantería 25 y Aeropuerto, y de los Regimientos de Infantería 7 y 4.
Continúan los combates de patrullas entre efectivos argentinos que se infiltran detrás de la 1ra línea, los que intentan configurar las fuerzas inglesas (entre Monte Challenger, Monte Kent Y Monte Long Island).
Los efectivos argentinos son lanzados a la operación en arriesgados vuelos transportados en helicópteros de Ejército, con los abastecimientos mínimos para operar durante un tiempo no mayor de 48 horas.
En otras oportunidades, inician sus movimientos a pie durante la noche. Posteriormente, quedan librados a sus propias posibilidades, debiendo desplazarse y transportar sus medios a través de escarpadas alturas, zonas de bañados o a campo traviesa. No existe seguridad de que puedan ser reabastecidos o, siquiera, recuperados.
Tampoco pueden organizarse bases combate, pues el enemigo los detecta inmediatamente, por lo que se les impone una movilidad permanente.
Estas fuerzas, constituidas preferentemente por efectivos de las Compañías de Comandos 601 y 602, y Escuadrón de FE/GN cumplen su misión en la medida de sus posibilidades, constituyéndose casi en el único medio de reunión de información que configura la magnitud, movimientos y otros detalles del apresto inglés.
Particularmente, las operaciones terrestres del Escuadrón de Exploración C Bl 10 con Jeeps MB. sólo pueden ejecutarse en forma reducida, pues los referidos vehículos se empantanan reiteradamente. Posteriores intentos con Jeeps Land Rover requisados no logran mejor resultado.
Se producen frecuentes encuentros. Siempre que los ingleses son enfrentados por fuerzas propias similares en condiciones de número y armamento, rehúyen el combate, y en ocasiones, hasta abandonan en el terreno equipos y documentos.
Posteriormente, retornan al lugar con medios aeromóviles abrumadoramente superiores y armas de apoyo, procurando cercar a los efectivos argentinos y aniquilarlos.
Éstos adoptan la técnica de dispersarse con el objeto de obligar al enemigo a dividir sus fuerzas. Así, en el mejor de los casos, alguno de ellos retorna con la información.
Es interesante destacar el caso del Capitán Tomás Fernández, quien logra replegarse el 29 de mayo, con valiosa información sobre los efectivos ingleses, a través de la línea de alturas al oeste de Monte Kent. El citado oficial se desplaza durante más de 1 km, ocupando sucesivas cubiertas hacia propias líneas, seguido por el fuego de morteros británicos el que, felizmente, no logra alcanzarlo.
La capacidad de medios que disponen las tropas enemigas queda resaltada en el hecho de utilizar tales armas para batir a un solo hombre.
En general, sólo el 50 % de las tropas que combaten en esas condiciones, especialmente entre el 20 de mayo y el 10 junio pueden regresar a sus posiciones, algunos gravemente heridos. El resto, al haber agotado su munición, ha sido tomado prisionero, (herido o ileso) o, por el contrario, ha ofrendado su vida en el campo de combate.
Continúan los movimientos de helicópteros transportando material de A, y logística. La A propia hace fuego sobre Monte Kent para tratar de eliminar los equipos de detección de blancos, dirección de fuego del enemigo que opera en la zona, al mismo tiempo que se prepara una incursión de comandos con el mismo objetivo.
Se solicita a Fuerza Aerea Argentina ataques aéreos sobre Monte Kent, los que no son realizados pues se estima que no existe suficiente distancia de seguridad para propia tropa.
Ese mismo día 1 de junio, arriba el buque Bahía Paraíso con una comisión de la Cruz Roja Internacional.
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