150 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE CURUPAYTÍ
El 22 de septiembre de 1866, los aliados atacan las trincheras de
Curupaytí; las fortificaciones eran inexpugnables, a menos que se
efectuara previamente un extenso trabajo de ablandamiento con los
cañones de la escuadra; el Almirante Tamandaré tomo a su cargo esta
tarea, bombardeando las posiciones por cuatro horas, pero sin conseguir
un resultado concluyente.
A las 12 se dio la señal de ataque a las fuerzas terrestres, contenidas por el I y II Cuerpo del Ejercito Argentino, a las órdenes respectivamente de los generales Wenceslao Paunero y Emilio Mitre, y al II Cuerpo del Ejército Brasileño, a las órdenes del general Marques de Porto Alegre.
La operación en su conjunto era comandada por el general Bartolome Mitre.
Bajo un intensísimo fuego de artillería y fusilería, las tropas aliadas avanzaron a la bayoneta hacia las fortificaciones; su avance se veía entorpecido por el terreno cenegoso en que operaban, lo cual potenciaba la eficacia del fuego enemigo.
El ataque aliado fue finalmente contenido. Después de cinco horas bajo el fuego, los aliados recibieron la orden de retirada, impartida por Mitre. La mayor parte de los jefes argentinos de los 17 batallones de esta nacionalidad que tomaron parte del asalto cayeron muertos o se encontraban heridos: los Coroneles Rosetti y Charlone, muertos, como asi también los comandantes Fraga y Diaz, estaban heridos, entre otros muchos, los comandantes Ayala y Luis Maria Campos, el mayor Mansilla y el coronel Rivas.
Este ultimo fue ascendido a general en el campo de batalla. Habian caído, entre muertos y heridos, 2050 argentinos (40 por ciento de los efectivos empeñados) y 1950 brasileños (20 por ciento de las tropas que habían combatido)
Los paraguayos, librando una batalla estrictamente defensiva, apenas tuvieron un centenar de bajas.
Estos hombres ofrecieron todo en cumplimiento del deber y del sagrado juramento hecho a la Bandera azul y blanca, de defenderla hasta perder la vida. ¡Argentinos! No los olvidemos y rindámosles nuestro homenaje.
A las 12 se dio la señal de ataque a las fuerzas terrestres, contenidas por el I y II Cuerpo del Ejercito Argentino, a las órdenes respectivamente de los generales Wenceslao Paunero y Emilio Mitre, y al II Cuerpo del Ejército Brasileño, a las órdenes del general Marques de Porto Alegre.
La operación en su conjunto era comandada por el general Bartolome Mitre.
Bajo un intensísimo fuego de artillería y fusilería, las tropas aliadas avanzaron a la bayoneta hacia las fortificaciones; su avance se veía entorpecido por el terreno cenegoso en que operaban, lo cual potenciaba la eficacia del fuego enemigo.
El ataque aliado fue finalmente contenido. Después de cinco horas bajo el fuego, los aliados recibieron la orden de retirada, impartida por Mitre. La mayor parte de los jefes argentinos de los 17 batallones de esta nacionalidad que tomaron parte del asalto cayeron muertos o se encontraban heridos: los Coroneles Rosetti y Charlone, muertos, como asi también los comandantes Fraga y Diaz, estaban heridos, entre otros muchos, los comandantes Ayala y Luis Maria Campos, el mayor Mansilla y el coronel Rivas.
Este ultimo fue ascendido a general en el campo de batalla. Habian caído, entre muertos y heridos, 2050 argentinos (40 por ciento de los efectivos empeñados) y 1950 brasileños (20 por ciento de las tropas que habían combatido)
Los paraguayos, librando una batalla estrictamente defensiva, apenas tuvieron un centenar de bajas.
Estos hombres ofrecieron todo en cumplimiento del deber y del sagrado juramento hecho a la Bandera azul y blanca, de defenderla hasta perder la vida. ¡Argentinos! No los olvidemos y rindámosles nuestro homenaje.
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