"Qué casas tan altas, qué calles tan frías
cuando aquella noche pisamos tu asfalto
(con nuestras alforjas de provincianía
y la tonada que traíamos del pago).
Y después construimos cinturas villeras
trabajando duro mañana, mañana
(y a fuerza de zambas y de chacareras
te devolvimos la memoria americana).
Seas siempre feliz Reina del Plata
veintidós hermandades te hacen sitio,
sentimos nuestra la flor de tu destino
los que somos recién venidos
de tierra adentro sí,
mi Buenos Aires querido.
Tus barrios nos vieron de noche y de día
como forasteros de un mundo remoto
(argentinizando tus extranjerías
tan laboriosos, tan humildes, tan morochos).
Te dimos la escencia de montes y pampas
y fuimos bien tuyos y vos fuiste nuestra,
(y ya florecieron tus diez mil manzanas
con las guitarras y los bombos y las quenas).
Seas siempre feliz Reina del Plata
veintidós hermandades te hacen sitio,
sentimos nuestra la flor de tu destino
los que somos recién venidos
de tierra adentro sí,
mi Buenos Aires querido."
Félix Luna y Ariel Ramírez
Carlos Ravazzani.
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