A pesar de los vientos y mareas, mantenemos intactas las esperanzas.
Porque creemos, porque no perdemos la fe, damos nuestro aliento y fuerza a quienes hoy trabajan incansablemente en la búsqueda del Submarino.
Desde cada hogar, en cada lugar donde estemos tomémonos un momento para pensar en nuestros compatriotas extraviados. Acompañemos a nuestros camaradas y a sus familiares.
Que Nuestra Señora del Carmen de Cuyo y Nuestra Señora Stella Maris los guíen en su camino de regreso.
¡Buenos vientos marinos y buena mar! ¡No están solos! La Argentina y el mundo los acompañan!
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