Arma de nobles varones,
nacida para la historia,
entre el tronar de cañones,
relincho de redomones
y espaldarazos de gloria.
La de aquellos Granaderos
que siguiendo a San Martín,
de la patria caballeros,
desnudaron sus aceros,
del uno al otro confín.
La que templó en la moharra
su coraje montonero,
cargando al son de guitarras
que luego se hizo fanfarria
al fragor del entrevero.
Han pasado muchos años
pero aún la Caballería,
es la gloriosa de antaño
que galopa en el peldaño
más alto de la hidalguía.
¡Nunca de allí ha de caer;
nunca va a morir su historia;
pues para ella perecer,
preciso tendrá que ser,
que a su vez, muera la gloria!
Ruben Brandariz
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