"Dejó de ejecutar,
la orquesta que tanto animó
la fiesta que se dio
en casa de Don Sebastián.
Y para distraer
a toda esa alegre reunión,
se pidió a un viejito
que tocara el acordeón.
Larará...
así el viejo empezó,
Larará...
su polca continuó
Larará...
y allí se entusiasmó
y siguió tocando
largo rato, el acordeón.
Y vieran que alegrón
al público causó
la polca que entonó,
el viejo en su acordeón.
Que todos por igual,
al verlo tan feliz,
cantaban y reían
y aplaudían para el bis.
Larará...
Larará...
Larará...
así el viejo siguió
su bonita canción
y al son del acordeón
se armó de lo lindo
nuevamente el jarangón.
Entonces con placer,
salieron a bailar,
la gente que animó
la fiesta ‘e Sebastián.
Y para completar,
esa magna reunión
comieron y chuparon
hasta darse un atracón."
José Domingo Aiello y Carmelo Aiello.Carlos Ravazzani.-
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