El Capitán
Don Emilio Crouzielles, oriundo de Santa Fe fue destacado con el
Teniente 2º Don Nicanor Lescano y de 46 hombres para batir un malón que
había hecho sentir sus gritos de guerra por los valles del Río Negro.
Adelantado el Capitán con 10 soldados les dio alcance cerca de la frontera chilena en un lugar denominado Pulmary. Al entrar en un desfiladero lo atacaron de improviso 100 indios. La lucha era tremenda y desigual cuando llegó en su ayuda el Teniente Lescano con cinco hombres; pero asimismo la superioridad numérica del enemigo era aplastante.
Viendo el valiente Crouzielles que no hay salvación para los suyos se pone a su frente y en medio del griterío de los bárbaros les dice:
- ¡A morir muchachos; sólo así han de alabarse de nosotros! ¡Viva la República Argentina!
La última carga fue arrolladora y permitió a la mayoría de sus soldados huir con vida del lugar, pero quedaron en el campo el bravo Capitán, el Teniente Lescano, el Soldado Carranza y un indio baqueano.
Cuando se recogió el cadáver de Crouzielles todavía empuñaba en su diestra el cuchillo de campaña tinto en sangre.
A su alrededor quedó el tendal de indios y de lanzas tronchadas, como prueba de la lucha desesperada que mantuvieron hasta morir, estos cuatro héroes que se inmolaron en aras de la grandeza de la Patria. Fuente: “Anecdotario Histórico Militar”, Juan Román Sylveira, Año 1953, Editorial Brunetti.
Adelantado el Capitán con 10 soldados les dio alcance cerca de la frontera chilena en un lugar denominado Pulmary. Al entrar en un desfiladero lo atacaron de improviso 100 indios. La lucha era tremenda y desigual cuando llegó en su ayuda el Teniente Lescano con cinco hombres; pero asimismo la superioridad numérica del enemigo era aplastante.
Viendo el valiente Crouzielles que no hay salvación para los suyos se pone a su frente y en medio del griterío de los bárbaros les dice:
- ¡A morir muchachos; sólo así han de alabarse de nosotros! ¡Viva la República Argentina!
La última carga fue arrolladora y permitió a la mayoría de sus soldados huir con vida del lugar, pero quedaron en el campo el bravo Capitán, el Teniente Lescano, el Soldado Carranza y un indio baqueano.
Cuando se recogió el cadáver de Crouzielles todavía empuñaba en su diestra el cuchillo de campaña tinto en sangre.
A su alrededor quedó el tendal de indios y de lanzas tronchadas, como prueba de la lucha desesperada que mantuvieron hasta morir, estos cuatro héroes que se inmolaron en aras de la grandeza de la Patria. Fuente: “Anecdotario Histórico Militar”, Juan Román Sylveira, Año 1953, Editorial Brunetti.
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