Infaltable compañero en cualquier momento del día, antes o luego de la formación, siempre es bienvenido y hasta necesario.
Hace algunos años, las marchas a pie o a caballo eran agotadoras tanto para el personal como para el ganado. Las condiciones atmosféricas adversas actuaban como efectos multiplicadores y hacían indispensable realizar altos de marcha periódicos. En ellos, se aprovechaba para echar pie a tierra, tras la clásica orden heredada de las costumbres del hombre de campo: "Acaricien y desmonten". Era el momento en que el ganado y personal aflojaban las tensiones y los músculos y se aprovechaba para hacer las rondas de mate.
Fuente: Soldados 1848-1927 de Editorial Soldados.
Carlos Ravazzani.-
VER PUBLICACIÓN ORIGINAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario