ANIVERSARIO DE LA EVACUACIÓN DE LAS TROPAS INGLESAS DE BUENOS AIRES
El ejército inglés, vencido en las gloriosas jornadas de la defensa de la ciudad de Buenos Aires durante los días 5 y 6 de este mes, comenzó la evacuación de la ciudad. El día 9 de julio comenzó el embarque de las tropas el cual concluyó el 12, haciéndose a la vela en el mismo día con rumbo a Montevideo, puerto donde permaneció por un período de dos meses hasta completar la total evacuación del Río de la Plata. Durante la operación de embarque que se prolongó por varios días por la bajante del río, se produjeron numerosas deserciones entre las tropas derrotadas.
Durante aquellos días de combate, al igual que en la anterior invasión, el pueblo de Buenos Aires se defendió heroicamente desde las ventanas y azoteas de las casas, infligiendo serias bajas a los invasores que, después de luchar sin esperanzas, debieron parlamentar y embarcarse nuevamente en su flota, para regresar a la isla lejana con la convicción de que esta gran aldea colonial de calles polvorientas y veredas altas era inconquistable.
Por esta razón, los hospitales de campaña estaban repletos de heridos de ambos bandos y el Virrey Liniers los recorría preocupándose por igual del estado de sus hombres y de los ingleses.
En una de sus visitas, el Coronel Kingston, que se hallaba próximo a la muerte, le preguntó haciendo un esfuerzo:
- General ¿Quiénes son unos soldados de porte altivo que visten de azul y blanco y ciñen al cuerpo airosa faja?
- Los Patricios – le respondió con simpatía Liniers.
- Batiéndome con ellos fui herido y me complace reconocer que jamás un militar pundonoroso pudo hallar más dignos y valientes enemigos. ¿Seríais tan generoso caballero, que concedierais un preciado don a un enemigo desgraciado?
- Concedido, Coronel, si está en mis manos poder hacerlo.
- Pues bien; permitid a que se me entierre en el cuartel de esos patricios, moriré feliz sabiendo que voy a dormir mi último sueño bajo la protección de esos valientes.
Así fueron de hidalgos y valientes los adversarios de esa época. Gloriosa época, en que si se hubiera hecho un verso por cada acto heroico, nuestra historia estaría escrita en estrofas.
Fuente: Juan Román Silveyra, Anecdotario Histórico Militar, Ediciones Argentinas Brunetti.
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