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6/8/18

PUBLICACIÓN EN LA PÁGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DEL DESEMBARCO EN EL PUERTO DE LAS CONCHAS

ANIVERSARIO DEL DESEMBARCO EN EL PUERTO DE LAS CONCHAS
El 4 de agosto de 1806, desembarcaron en Las Conchas (actual Tigre), las fuerzas provenientes de la Banda Oriental, que al mando del capitán de navío don Santiago de Liniers, se proponían reconquistar la ciudad de Buenos Aires en manos inglesas. Se les reunieron allí y durante su marcha a San Isidro personal del Cuerpo Veterano de Blandengues de la Frontera, al mando del teniente coronel don Antonio de Olavarría y numerosos voluntarios montados que ya se habían enfrentado, el 1 de agosto, con las fuerzas invasoras en Perdriel. Con estos últimos, Liniers organizó ese mismo día el Cuerpo de Voluntarios Patriotas de Caballería (luego Húsares) los que puso a órdenes de don Juan Martín de Pueyrredón, a quien confirió el cargo de “comandante general de todos los voluntarios de Caballería Ligera”.

3/8/18

PUBLICACIÓN EN LA PÁGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO INICIO DE LA RECONQUISTA

ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA RECONQUISTA DE BUENOS AIRES
El día 3 de agosto de 1806, a las 16.00hs de una neblinosa tarde, partió desde Colonia del Sacramento, Uruguay, hacia Buenos Aires la fuerza expedicionaria, que al mando del capitán de navío don Santiago de Liniers, se había organizado en la Banda Oriental con el objeto de reconquistar Buenos Aires, en poder de los ingleses. Ocultos en la niebla y favorecidos por el río en creciente, la navegación se realizó sin dificultades hacia la Punta de Los Olivos, pero el fuerte oleaje en el lugar hizo que Liniers, aprovechando los vientos reinantes, siguiera hacia el abrigado puerto de Las Conchas, donde la expedición desembarcó sin inconvenientes ayudados por Pueyrredón y sus paisanos.

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24/7/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA RECONQUISTA

ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA RECONQUISTA
El día 23 de julio de 1806 sale de la ciudad de Montevideo Santiago de Liniers y Bremond al frente de una columna para dar inicio a la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires. La fuerza integrada por unos 600 hombres, se dirigió por tierra hasta la Colonia del Sacramento, para intentar desde allí el cruce del Río de la Plata, patrullado por buques ingleses en protección del gobierno británico establecido en Buenos Aires.

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA EVACUACIÓN DE LAS TROPAS INGLESAS DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA EVACUACIÓN DE LAS TROPAS INGLESAS DE BUENOS AIRES
El ejército inglés, vencido en las gloriosas jornadas de la defensa de la ciudad de Buenos Aires durante los días 5 y 6 de este mes, comenzó la evacuación de la ciudad. El día 9 de julio comenzó el embarque de las tropas el cual concluyó el 12, haciéndose a la vela en el mismo día con rumbo a Montevideo, puerto donde permaneció por un período de dos meses hasta completar la total evacuación del Río de la Plata. Durante la operación de embarque que se prolongó por varios días por la bajante del río, se produjeron numerosas deserciones entre las tropas derrotadas.
Durante aquellos días de combate, al igual que en la anterior invasión, el pueblo de Buenos Aires se defendió heroicamente desde las ventanas y azoteas de las casas, infligiendo serias bajas a los invasores que, después de luchar sin esperanzas, debieron parlamentar y embarcarse nuevamente en su flota, para regresar a la isla lejana con la convicción de que esta gran aldea colonial de calles polvorientas y veredas altas era inconquistable.
Por esta razón, los hospitales de campaña estaban repletos de heridos de ambos bandos y el Virrey Liniers los recorría preocupándose por igual del estado de sus hombres y de los ingleses.
En una de sus visitas, el Coronel Kingston, que se hallaba próximo a la muerte, le preguntó haciendo un esfuerzo:
- General ¿Quiénes son unos soldados de porte altivo que visten de azul y blanco y ciñen al cuerpo airosa faja?
- Los Patricios – le respondió con simpatía Liniers.
- Batiéndome con ellos fui herido y me complace reconocer que jamás un militar pundonoroso pudo hallar más dignos y valientes enemigos. ¿Seríais tan generoso caballero, que concedierais un preciado don a un enemigo desgraciado?
- Concedido, Coronel, si está en mis manos poder hacerlo.
- Pues bien; permitid a que se me entierre en el cuartel de esos patricios, moriré feliz sabiendo que voy a dormir mi último sueño bajo la protección de esos valientes.
Así fueron de hidalgos y valientes los adversarios de esa época. Gloriosa época, en que si se hubiera hecho un verso por cada acto heroico, nuestra historia estaría escrita en estrofas.
Fuente: Juan Román Silveyra, Anecdotario Histórico Militar, Ediciones Argentinas Brunetti.

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA CAPITULACIÓN

ANIVERSARIO DE LA CAPITULACIÓN DEL DURANTE LA SEGUNDA INVASIÓN 
Se produce la capitulación del General Sir John Whitelocke ante el General Santiago de Liniers y Bremond. Ante las enormes pérdidas sufridas en los combates por la conquista de Buenos Aires, las fuerzas británicas se rinden con honores, concluyendo así los combates de la Segunda Invasión Inglesa. Entre los términos pactados, los británicos recibirían los prisioneros tomados por las fuerzas virreinales que desearan su repatriación y deberían evacuar la ciudad en las 48 horas siguientes para luego entregar la ciudad de Montevideo dentro de los 2 meses de la fecha.

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES
Intensos combates en las calles de Buenos Aires. Las tropas virreinales conducidas por el General Santiago de Liniers y Bremond y el alcalde Martín de Alzaga se baten en sangrientos combates con las británicas comandadas por el General Sir John Whitelocke.

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5/7/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES
Desde el 2 de julio, Buenos Aires velaba. Se trabajaba febrilmente para poner a la ciudad en estado de defensa, con la cooperación de toda la población civil. La vigilia de armas duró tres días, hasta el lanzamiento del sangriento ataque ingles el 5 de julio. Tras un dia de durísimo combate, los invasores solo habían podido apoderarse de puntos periféricos de la ciudad; el centro, donde estaba el corazón de la defensa, permanecía intacto; para este magro resultado, el general ingles había sacrificado las vidas de 2800 combatientes. Todo el dia siguiente se siguió combatiendo, pero el combate –tan sangriento como el del dia anterior –fue igualmente desventajoso para los invasores. La expedición había fracasado.

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4/7/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DEL RECHAZO DE INTIMACIÓN DE RENDICIÓN DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DEL RECHAZO DE INTIMACIÓN DE RENDICIÓN DE BUENOS AIRES
El día 4 de julio de 1807 se produce el avance de fuerzas británicas en la ciudad de Buenos Aires. Las mismas logran ocupar varias calles y zonas de la ciudad. El General Whitelocke intima nuevamente la rendición a las fuerzas que defendían la ciudad, comandadas por el Brigadier General Santiago de Liniers y Bremond y por Don Martín de Alzaga, quienes rechazan nuevamente la intimación.
El General Sir John Whitelocke, comandante de las tropas inglesas desembarcadas en la ensenada de Barragán, desde su puesto de comando instalado en la quinta del comerciante norteamericano Guillermo Pio White, intimó rendición a Buenos Aires por segunda vez. El Brigadier Santiago de Liniers, repuesto tras la derrota sufrida en el combate de Miserere y a cargo ahora de la defensa de la plaza, la rechazó diciendo: “...mientras tenga municiones y exista el mismo espíritu que anima a toda esta guarnición y vecindario, jamás admitiré propuesta alguna de entregar el puesto que me está confiado, muy persuadido de que me sobran medios para resistir a todos los esfuerzos que V.E. haga para vencerme. Los derechos de la humanidad que reclama V.E., cualquiera que sea la definición de esta contienda, me parece que serán más bien vulnerados por V.E. que es el agresor, que por mí, que no pienso más que en cumplir con lo que me prescribe mi honor y el justo derecho de represalia.”

3/7/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES
Intimación de rendición de las fuerzas británicas a las virreinales en la ciudad de Buenos Aires. La misma, ya iniciada la lucha por el control de la ciudad, fue rechazada.

2/7/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA HEROICA DEFENSA DE BUENOS AIRES
En la noche del día 2 de julio de 1807, al conocerse las noticias de la derrota de Santiago de Liniers en Miserere, el alcalde de Buenos Aires, don Martín de Álzaga, se hizo cargo de la defensa, para lo cual ordenó concentrar la artillería en las bocacalles de la ciudad formando un reducto central, con el fuerte y la plaza. Se hicieron barricadas y trincheras con tercios de yerba en las arterias que daban a la plaza, colocando en ellas los cañones que se mandaron traer de las baterías preparadas en la ribera de la ciudad. Se establecieron también una línea de cantones avanzados. Este plan obedecía al presentado el 20 de abril del mismo año por el teniente coronel ingeniero Doblas y que había sido rechazado por Liniers, que prefería una batalla a campo abierto.

28/6/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA SEGUNDA INVASIÓN INGLESA

ANIVERSARIO DE LA SEGUNDA INVASIÓN INGLESA AL RÍO DE LA PLATA
El 28 de junio de 1807, la costa sur del Río de la Plata es testigo nuevamente del desembarco de fuerzas invasoras de ultramar. En la ensenada de Barragán, provincia de Buenos Aires, desembarca procedente de Montevideo un ejército inglés de casi 9.000 hombres a órdenes del general John Whitelocke, protagonizando así el inicio de la segunda invasión inglesa al Río de la Plata, nuevo intento de la corona inglesa de apoderarse de las colonias españolas en esta parte de América. Tras una heroica resistencia donde se destacan las figuras de Liniers, Pueyrredón y Alzaga, las fuerzas inglesas, pese a su mayor veteranía, capitulan el 7 de julio, y pierden más de 2.500 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DE LA TOMA DE BUENOS AIRES

ANIVERSARIO DE LA TOMA DE BUENOS AIRES
En la madrugada del 27 de junio de 1806, el general Guillermo Carr Beresford, al frente de las tropas veteranas inglesas que habían desembarcado en las costas de Quilmes el día 25, en posición de apresto para el combate en la margen sur del Riachuelo ordenó franquear el obstáculo y enfrentar las posiciones defensivas de las tropas de la ciudad. Tras algunas horas de combate la resistencia fue vencida y los defensores se retiraron en desorden. Beresford sin mayores obstáculos avanzó con sus fuerzas sobre la ciudad tomando posesión de la fortaleza, casi sin oposición, pues el virrey marqués Rafael de Sobre Monte había huido para refugiarse en Córdoba. El joven abogado Mariano Moreno escribió ese día “... yo he visto en la plaza llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba y yo mismo he llorado más que otro alguno cuando a las tres del 27 de junio de 1806 vi entrar 1.560 hombres ingleses que, apoderados de mi patria, se alojaron en el Fuerte y demás cuarteles de la ciudad”.

26/6/18

PUBLICACIÓN EN LA PAGINA DE PATRICIOS POR ANIVERSARIO DEL COMBATE DE QUILMES

 ANIVERSARIO DEL COMBATE DE QUILMES
Al amanecer del día 26 el coronel Arze – con el cargo de SubInspector - comprobó que el enemigo, “en número de dos mil hombres y seis cañones de a 8”, se hallaba “a la orilla opuesta de un bañado o pantano, que todos los prácticos del país aseguraban impracticable su tránsito”.
A pesar de esta relativa seguridad, de la dominante posición que sus tropas ocupaban y del aumento de su pequeña fuerza con los ciento cincuenta hombres del coronel de la Quintana, Arze estimó necesario hacer acudir en su apoyo la reserva que, según la comunicación del virrey recibida en la noche, se encontraba en el Puente de Gálvez esperando sus órdenes.
A tal fin envió la siguiente orden al coronel de Elía:
“Inmediatamente póngase V. S. en marcha a incorporarse conmigo, en donde me encuentre, por el camino carril de los Quilmes, con el Tren volante, y pasando aviso al Capitán Dn. Florencio Terrada para que haga lo mismo, pues tenemos los enemigos a la vista y es conforme a lo dispuesto por el Exmo. Señor Virrey.”
Recibida esa orden a las ocho y media de la mañana, el coronel de Elía se apresuró a darle cumplimiento, mandando aviso al capitán Terrada – que se encontraba en la quinta Marull, al sur del riachuelo - de que se le incorporase con su compañía y comunicando al virrey la orden recibida y su correspondiente ejecución.
La reserva que a las órdenes del coronel de Elía iba a marchar de Puente de Gálvez a los Quilmes, se componía de las siguientes tropas:
160 hombres del Regimiento de Voluntarios de Caballería de Buenos Aires
100 hombres de la Compañía montada del Batallón de Voluntarios de Infantería.
División de Tren volante (capitán Vereterra); Dos cañones y un obús.
Formado el destacamento, el coronel de Elía se puso en marcha hacia la Reducción (Quilmes), al paso, pues consideraciones de diverso orden impedían una marcha más rápida. “Los caminos estaban algo pesados por la fuerte lluvia de la noche del 25, que se hacen más sensibles en los terrenos de bañados por donde transitamos”. Además, era necesario considerar que hacía treinta horas que los caballos estaban ensillados y sin comer; y en el deseo de apresurar la marcha, no era aconsejable llegar al lugar del combate con los caballos completamente agotados. Por último, parece que aquel aire de marcha había sido determinado en la orden general de la plaza, dictada el día anterior a mediodía, posiblemente en atención al estado general del ganado y a la falta de caballadas de reserva
El orden de marcha del destacamento del coronel de Elía era el siguiente: A vanguardia una patrulla exploradora de 25 hombres, al mando del alférez Juan Ignacio Terrada, con la misión de “descubrir bañados y caminos, así como para dar parte de cualquier ocurrencia que hubiese, a fin de que la artillería no sufriese demora ni tropiezo algunos en la marcha”. A una distancia prudencial iban las piezas del capitán Vereterra, seguidas por el Regimiento de Voluntarios de Caballería. Cerraba la marcha la compañía del capitán Juan Florencio Terrada.
En este orden el destacamento llegó sin mayores tropiezos a las inmediaciones de la Reducción en momentos en que el combate se había iniciado
“Eran las once de la mañana del 26 y aun había podido moverme de mi posición primera, pudiendo el enemigo desde la suya haber contado uno por uno los hombres que yo tenía”. Así comienza el mayor general Beresford su sintético relato del encuentro, con las fuerzas del coronel Arze y que consigna en su informe del 2 de julio al general Baird.
Agrega a continuación el jefe de la columna inglesa: “Él – refiriéndose al enemigo – se hallaba colocado a lo largo del frente de una loma en que se encuentra el pueblo de Reducción, que cubría su flanco derecho, consistiendo su fuerza principalmente en caballería (he sido después informado de que eran dos mil), con ocho piezas de Tren volante. La naturaleza del terreno era tal, que me hallé en la necesidad de avanzar directamente a su frente y de extender mi línea tanto como podía igual a la suya. Formé todas las tropas en una línea, excepto la infantería de Santa Elena, que constaba de ciento cincuenta hombres, los cuales formaron a 130 yardas a retaguardia con dos piezas de tren, con orden de hacer rente a la derecha o a la izquierda, y al mismo tiempo a nuestros costados si fuesen amenazados por su caballería. Yo tenía dos cañones de a 6 en cada costado y dos obuses en el centro de la primera línea. En este orden avancé contra el enemigo...”
No es posible formarse una idea cierta y exacta de cómo debió librarse el combate entre las tropas de Beresford y las del coronel Arze. En su obra, Beverina trata de esbozar una descripción aproximada, utilizando fragmentariamente los datos de diferentes testigos presénciales, como el cap. Gillespie del Regto. 71° y el de Pedro Antonio Cerviño que formaba parte de la columna del coronel Elía. A este respecto comenta Beverina: Las relaciones de estos dos actores principales y las de algunos testigos presénciales (Gillespie, Cerviño), omiten detalles imprescindibles, o los que consigan ofrecen discordancia.
Desde el momento de su llegada en la tarde anterior al pequeño pueblo de Reducción, el coronel Arze había ocupado con sus tropas una altura dominante, situada a cuatro kilómetros de la playa en la cual desembarcado el enemigo.
En la mañana del 26 la fuerza del coronel Arze “estaba formada en el extremo de un verde y profundo bañado y sobre una llanura elegida, que semejante al banco empinado de un río se elevaba rápidamente muchas yardas sobre nuestro nivel. Nada más adecuado para una posición defensiva”
El coronel Arce consciente que dadas la inferioridad y la menor eficacia táctica de sus tropas y, asimismo, las características del terreno a su frente – inadecuado para la acción de la caballería -, resolvió esperar el ataque del enemigo en la posición en que se hallaba, confiando en desordenar sus filas durante el avance a través del bañado mediante el fuego de artillería, para atacarlo después si las circunstancias resultaban favorables. La formación que dio a sus tropas fue en dos líneas, ocupando la primera los blandengues, en dos filas y desplegados en batalla; a treinta pasos a retaguardia y también en dos filas, los milicianos, cuyo costado izquierdo sobresalía del de los blandengues. En el costado derecho de la primera línea fueron emplazadas tres piezas
Saliendo de la playa en donde habían desembarcado y pasado la noche, “nuestras tropas – escribe Gillespie – formaron en dos columnas, y después de un movimiento de frente de ochocientas yardas – 730 metros -, desplegaron en línea de batalla. El Regimiento 71 llevaba la derecha; el Batallón de Infantería de Marina, un poco a retaguardia de aquél, la izquierda; y el Cuerpo de Santa Elena, doscientos pasos atrás, formaba la reserva”.
Grandes dificultades tuvieron que vencer los ingleses para atravesar el bañado de 2 km de extensión; los cañones, que eran arrastrados a mano por la marinería, debieron ser abandonados por haberse atascado. Además, la artillería enemiga abrió el fuego con alguna eficacia, especialmente en sus primeros disparos. Por último, una columna - Elía - de caballería española, proveniente de Buenos Aires, amenazaba su flanco derecho
A pesar de estos contratiempos, en particular, de la inutilización de su artillería, Beresford no detuvo su avance. A las 11,00 hs. el Regimiento 71(teniente coronel Pack) al sonido de sus gaitas, recibió la orden de avanzar sobre la altura de la Reducción para desalojar de allí enemigo; el Batallón de Infantería de Marina (capitán King) seguiría a su retaguardia, ya para sostenerlo directamente, ya para prolongar cualquiera de las alas; la infantería de Santa Elena (teniente coronel Lane) a 100 metros a retaguardia, con una conversión a la derecha, cubriría este flanco contra la columna que venía llegando desde Buenos Aires
“Habiendo llegado el Regimiento 71 al centro de las eminencias en muy buen orden, seguido por el Batallón de Marina, el enemigo no quiso esperar que se acercase más, sino que se retiró del frente de la altura, ganada la cual por nuestras tropas y comenzado el fuego de los fusiles, aquél huyó con precipitación, dejándonos cuatro piezas de tren y un tambor”
Para saber como había llegado la columna del coronel Elía, utilizaremos las memorias de Pedro A. Cerviño. Cuando la columna se aproximaba a la Reducción, se observó el avance del enemigo a través del bañado y el fuego de artillería que el subinspector Arce había ordenado abrir sobre los británicos; “lo que visto por nuestro Coronel – narra Cerviño – mandó acelerar el paso del Tren y de la tropa, y como a proporción que ésta se aproximaba notaba la formación enemiga, que presentaba a nuestra columna todo el costado derecho de la suya, hizo alto y mandó por un portaestandarte prevenir al Sub Inspector que si le parecía que con su gente en batalla y con el auxilio de los tres cañones del Tren los atacase por el que le presentaban, para distraerle o llamar su atención a dos puntos. Mientras logró su respuesta, se hicieron reconocer las armas, que consistían en espadas y pistolas, de éstas las más estaban sin piedra por el desorden y precipitación con que se les hizo su entrega, y las demás o todas las que carecían de este defecto, tenían el de que las balas de los cuatro cartuchos por individuo no venían de modo alguno al cañón de la pistola”
La respuesta del coronel Arze fue decepcionante, la columna de Elía simplemente debía prolongar la izquierda de las tropas desplegadas en batalla
Mientras daba cumplimiento a esta orden y las tropas de refuerzo formadas en batalla y con sable en mano trataban de alinearse con las anteriores, el coronel Arze ordenó el toque de retirada. Beresford había ordenado atacar a la bayoneta, orden que fue cumplida con gritos atronadores por parte de los hombres del 71º. Ante el ímpetu del avance de los escoceses, los blandengues hicieron entonces una conversión sobre su izquierda y, para substraerse al fuego del enemigo, atropellaron a las tropas del coronel Elía, introduciendo la confusión y el pánico en toda la línea española. Los milicianos no tardaron en seguir el ejemplo, dándose a la fuga en el mayor desorden y dejando en poder del enemigo cinco piezas de artillería
Con grandes dificultades pudieron los jefes reunir la mayor parte de su gente en la altura situada a unos tres kilómetros del campo de la acción, donde, al no verse perseguidos, se detuvieron para reorganizarse
“Contenidas, aunque a la larga distancia, las dos terceras partes de mi tropa, di inmediatamente parte al Virrey de lo ocurrido por medio de un Ayudante, que repetí a poco rato con otro con circunstanciada noticia del número de los prófugos; y manteniéndome a la vista de los enemigos, recibí en contestación la orden de retirarme a Barracas, separando su puente, y en donde debería esperar sucesivas prevenciones”
Dueño del terreno abandonado por el enemigo, el general Beresford detuvo allí a las tropas durante dos horas, tanto para darles un descanso, como para permitir que la artillería pudiese ser sacada del pantano Esto último se logró por la pronta intervención del capitán Donelly, de la fragata Narcissus, quien de propia iniciativa desembarcara con algunos marineros para rescatarlas. Reorganizada su columna, el general Beresford se puso en marcha en dirección al puente de Gálvez (que según datos obtenidos distaba ocho millas), procurando apresurar su llegada al Riachuelo con el fin de impedir que el enemigo pudiese destruir el puente. Y de esa manera, tener el camino abierto hacia la capital del Virreinato, Buenos Aires.