Un espectáculo de mucho humor y música sin fecha de vencimiento
Martes 10 de Junio de 2014 | 10:04
María Sastre
El grupo Les Luthiers regresa al teatro Gran Rex con una antología de algunas de sus mejores creaciones. Un recorrido que los artistas hicieron en 2011 y que traen a escena con una nueva selección de sus clásicos.
Apenas ellos salen a escena, los espectadores gritan y aplauden de pie. A partir de ahí, y durante toda la función, se ven cabezas moverse de un lado a otro mientras repiten las canciones o los diálogos. Saben las letras de memoria. Les Luthiers demuestra –una vez más– que en los 46 años que llevan de carrera no sólo no perdieron la conexión con su público, sino que el fanatismo por sus espectáculos también pasa de generación en generación.
Quizá por eso, porque el éxito ya está probado, el quinteto de artistas vuelve con otra antología –ya lo hicieron en varias oportunidades, la última fue ¡Chist! en 2011– de alguna de sus mejores creaciones. En Viejos Hazmerreíres, otra vez, la música es protagonista indiscutida de la obra. Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés y Daniel Rabinovich hilvanan jazz, boleros, bossa nova y cumbia, entre otros géneros musicales, con textos humorísticos. La clave, siempre, es el humor.
Los cinco artistas se calzan sus respectivos trajes negros y desde allí, sin ningún cambio de vestuario, se transforman en diferentes personajes. Los tonos y los gestos de cada uno alcanzan para configurar las escenas: demuestran –de nuevo– que, además de ser grandes músicos, son muy buenos actores. Nada que sus seguidores ya no sepan. Y seguramente por eso, y a pesar de conocer sus obras de memoria y de tenerlas al alcance de un click en Internet, todavía elijan verlos en el teatro. Si bien la fórmula está probada, ¿a qué espectador apuntan? ¿Cuál es el secreto para sostener escenas que se crearon hace años? ¿Cómo logran llenar salas haciendo un tipo de humor que para muchos puede resultar anacrónico?
El paradigma humorístico de esta época no es el mismo que hace 40 años, es cierto, pero los temas no cambiaron. Por eso cuando en "Radio Tertulia" Mundstock y Rabinovich comentan con seriedad los enredos de la novela "Alma de corazón", bien podrían estar refiriéndose al fenómeno que hoy provoca el culebrón brasileño Avenida Brasil.
O cuando aparecen los políticos que en sus discursos no pueden evitar esconder actos de corrupción, o las curiosas enseñanzas del gurú de la india "Sali Baba".
Ellos encontraron un sello propio para crear textos desopilantes sobre cuestiones cotidianas y lograron mantener la efectividad en el tiempo. Algo que no muchos lograron. En Viejos hazmerreíres van por lo seguro: es un compilado de grandes éxitos. No falta "Quién mató a Tom MacCoffee (música en serie)", "Dilema de amor (cumbia epistemológica)", "Receta postrera (vals culinario)", entre otros –incluido un clásico fuera de programa que cierra espectáculo. Les Luthiers no vuelve para demostrar lo que su público ya sabe: que pueden construir piezas musicales y humorísticas de gran calidad, que cantan, componen y tocan instrumentos, que son capaces de hacer reír sólo con un gesto o una mirada. Vuelven para reafirmar que, tanto arriba como abajo del escenario, la mística sigue intacta.
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